Para algunos padres, mostrar naturalmente el afecto físico puede ser algo difícil. Si eres alguien a quien se le hace difícil expresar amor a través del contacto físico, no estás solo. Hay varias maneras para facilitar la demostración de afecto físico a tu niño, teniendo en cuenta sus necesidades y las tuyas.

El afecto físico es más que un simple abrazo. Incluye una gran variedad de tacto y conexión. Algunos ejemplos son:
Recién nacidos: Toques suaves, caricias, cargarlo en brazos, contacto piel con piel.
Bebés: Mecerlos, palmaditas en la espalda, masajes suaves, besos en la mejilla.
Niños pequeños: Tomarse de la mano, cosquillas juguetonas, sentarlos en las piernas.
Niños en edad preescolar: Chocar las manos, masajes en los hombros, toques suaves al dar guía.
El afecto físico es una excelente manera de conectarte con tu niño. Y también brinda muchos otros beneficios:
Refuerza la sensación de seguridad y confianza.
Apoya el bienestar emocional y la autoestima de los niños.
Ayuda a los niños a desarrollar relaciones sociales saludables.
Ayuda a reducir el estrés y la ansiedad en niños y padres.
Aumenta los sentimientos de felicidad y satisfacción.
El nivel de comodidad de cada persona con el afecto físico es diferente y está bien si te toma un tiempo encontrar tu propio estilo personal. Tan solo unas pequeñas expresiones de afecto físico cada semana pueden ayudarte a desarrollar tu vínculo con tu niño. Con el tiempo, es posible que te sientas más cómodo mostrándole afecto físico a tu niño. Si esto es útil, intenta estas ideas:
Comienza con afecto que no es físico: Compartir sonrisas, risas, palabras de aliento y tiempo de calidad juntos son excelentes maneras de conectarte con tu niño. Comenzar con afecto que no sea físico puede ayudar a sentirte más cómodo mostrando afecto y brinda una base fuerte sobre la cual construir.
Progresa poco a poco: Cuando estés listo, intenta comenzar con toques ligeros, como una palmadita en la espalda o un toque en el brazo. Puedes intentar hacer una actividad juntos como bailar, que incluya algunos pequeños toques. Con el tiempo, avanza hasta llegar a los abrazos, caricias y otras formas de afecto físico que sean cómodas tanto para ti como para tu niño.
Crea rutinas: Establece una rutina diaria de afecto físico, como un abrazo antes de acostarse o un choque de manos por la mañana, para ayudar a superar la incomodidad o la duda.
Comunícate con tu niño: Mientras va creciendo, habla abiertamente con tu niño sobre sus preferencias de afecto físico y ajusta tu enfoque según lo que van conversando.
Si tus dudas con respecto al afecto físico se deben a un problema más profundo, como un trauma infantil, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud mental, que pueda ayudarte a abordar esas inquietudes y desarrollar un enfoque saludable hacia el afecto físico en la crianza.
