Aunque al principio parezca no haber intercambio alguno en el “diálogo” con tu recién nacido, puedes contribuir al desarrollo de su cerebro con sólo reconocer y responder cada una de sus acciones. Sigue leyendo para conocer más sobre este tipo de interacción tan importante.
Tan pronto como llega al mundo, el recién nacido y tú comienzan a relacionarse interactuando el uno con el otro. Aunque parezcan sencillos, estos intercambios no solo son importantes para el desarrollo cerebral de tu bebé, sino que ayudan también a crear y profundizar el vínculo afectivo entre ambos.
Tu bebé puede empezar a interactuar tempranamente de distintas maneras: haciendo gestos, girando la cabeza, estirando los brazos o pataleando. Estas son oportunidades para que tú respondas de forma significativa, ya sea imitando sus movimientos o expresando en voz alta lo que creas que quiere decir. Y aunque no parezcan relevantes, estas interacciones estimulan la actividad cerebral de tu bebé, ¡ayudando incluso a disminuir sus reacciones negativas!
Por ejemplo, cuando tu recién nacido pone carita triste o demuestra con sonidos que algo le angustia, es su manera de decir: “¿Te das cuenta de que estoy molesto? ¿Vas a hacer algo al respecto?”. Es importante que tu respuesta sea empática y le brinde la seguridad de que estás allí para cuidarlo y ayudarlo.
CONSEJO BREVE: ¿Gráfico lúdico con un ejemplo de “servicio” donde haya que hacer clic para que aparezca la “devolución” correspondiente?
Cómo interactuar con tu hijo(a):
Bebé: Frunce el ceño o hace muecas con la cara.
Mamá o papá: Imita la expresión de su rostro y dile: “Ay, eso no te gusta ¿verdad? Déjame ayudarte”.
Bebé: Estira los brazos.
Mamá o papá: “¡Mira qué lejos llegas! Es que estás creciendo tanto...”.
Bebé: Mueve la cabeza hacia un lado.
Mamá o papá: “¿Qué ves por allí? ¿Hay algo que te gusta?”.
Bebé: Llora.
Mamá o papá: “Estás molesto(a). Veamos juntos qué es lo que sucede. ¿Necesitas un pañal nuevo? ¿Tienes hambre?”.