Aunque al principio parezca no haber intercambio alguno en el “diálogo” con tu recién nacido, puedes contribuir al desarrollo de su cerebro con sólo reconocer y responder cada una de sus acciones. Sigue leyendo para conocer más sobre este tipo de interacción tan importante.
Tan pronto como llega al mundo, el recién nacido y tú comienzan a relacionarse interactuando el uno con el otro. Aunque parezcan sencillos, estos intercambios no solo son importantes para el desarrollo cerebral de tu bebé, sino que ayudan también a crear y profundizar el vínculo afectivo entre ambos.
Tu niño(a) probablemente ya ha comenzado a interactuar de distintas maneras: hablándote, pidiéndote que juegues con él/ella y alcanzándote cosas como su juguete o su libro favorito. Estas son oportunidades para que tú respondas de forma significativa, ya sea leyéndole el libro que te ha llevado o haciéndole preguntas sobre algo que haya compartido contigo. Todas estas interacciones simples estimulan la actividad cerebral de tu niño en edad preescolar, ¡e incluso ayudan a disminuir sus reacciones negativas!
Por ejemplo, cuando tu recién nacido pone carita triste o demuestra con sonidos que algo le angustia, es su manera de decir: “¿Te das cuenta de que estoy molesto? ¿Vas a hacer algo al respecto?”. Es importante que tu respuesta sea empática y le brinde la seguridad de que estás allí para cuidarlo y ayudarlo.
Cómo interactuar con tu hijo(a):
Ejemplo 1:
1. Bebé: Frunce el ceño o hace muecas con la cara.
2. Mamá o papá: Imita la expresión de su rostro y dile: “Ay, eso no te gusta ¿verdad? Déjame ayudarte”.
Ejemplo 2:
1. Bebé: Estira los brazos.
2. Mamá o papá: “¡Mira qué lejos llegas! Es que estás creciendo tanto...”.
Ejemplo 3:
1. Bebé: Mueve la cabeza hacia un lado.
2. Mamá o papá: “¿Qué ves por allí? ¿Hay algo que te gusta?”.
Ejemplo 4:
1. Bebé: Llora.
2. Mamá o papá: “Estás molesto(a). Veamos juntos qué es lo que sucede. ¿Necesitas un pañal nuevo? ¿Tienes hambre?”.