La parálisis cerebral (CP, por sus siglas en inglés) y otras enfermedades o afecciones neurológicas pueden afectar el desarrollo del bebé durante el embarazo. Aquí conocerás los signos que debes observar y qué puedes hacer al respecto.
La parálisis cerebral (CP) no es una enfermedad sino más bien un conjunto de trastornos que afectan al desarrollo cerebral y muscular. Debido a que abarca múltiples afecciones distintas, no se conoce una causa única ni un resultado específico. Lo que los médicos saben con certeza es que la parálisis cerebral se produce cuando algo afecta al desarrollo cerebral del bebé, provocando efectos posteriores en los movimientos y el desarrollo muscular.
Existen tres clasificaciones principales para esta afección:
Ataxia, que afecta el equilibro y la coordinación.
Discinesia, que afecta al control de los movimientos musculares.
Espasticidad, que provoca rigidez muscular.
Asimismo, el diagnóstico puede incluir una combinación de cualquiera de estas tres clasificaciones. El pediatra de tu hijo(a) podrá evaluar los signos tempranos de la parálisis cerebral mediante el monitoreo de su desarrollo y exámenes de detección durante las consultas de rutina. Aquí hay algunos de los signos tempranos que deben evaluarse:
Cuerpo rígido: permanece mucho tiempo con los músculos estirados, estira en exceso la espalda o el cuello, etc.
Cuerpo flácido: al levantar al niño queda mucho tiempo con la cabeza colgando, su tono muscular es débil, etc.
Dificultad para girar en el suelo o gatear.
Dificultad para comer, llevarse las manos a la boca, tragar, babeo excesivo, etc.
Convulsiones.
A medida que el niño con parálisis cerebral crece, pueden surgir otros problemas relacionados con esta afección, que incluyen dificultades de aprendizaje y retrasos en el habla/lenguaje. Ante la aparición de los síntomas propios de la parálisis cerebral, la intervención temprana puede ayudar considerablemente a que el niño pueda superarlos. La terapias ocupacional y física son los servicios de intervención temprana más frecuentes, ya que el niño necesita apoyo para desarrollar sus funciones motoras y musculares.
Otras enfermedades y afecciones neurológicas
Durante el embarazo pueden producirse muchas diferencias en el desarrollo, ya que aún se están formando todas las partes del cuerpo del bebé; de ahí que existan anomalías congénitas que pueden detectarse tempranamente en la vida del niño. Algunas de estas afecciones son genéticas, mientras que otras responden a factores maternos y condiciones del entorno (consumo de drogas, alcohol o medicamentos durante el embarazo, edad de la madre, etc.).
Según el grado en que estas anomalías afectan el desarrollo, es posible que tu hijo(a) califique para recibir servicios de intervención temprana a través del Centro Regional o de la escuela pública local. Una vez que se hayan determinado las necesidades específicas del niño, se podrán implementar terapias que aborden particularmente cualquier dificultad en su desarrollo.
Consejo para padres: Como madre o padre, conoces a tus hijos mejor que nadie. Si notas que algo en su comportamiento o desarrollo no está bien, habla con el pediatra sobre lo que te preocupa.